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Finca La Capilla utiliza técnicas antiheladas para mejorar las vides

Finca La Capilla utiliza técnicas antiheladas para mejorar las vides

El ‘state of the art’, la tecnología más avanzada, se convierte cada vez más en el padrenuestro de las bodegas que, ante la competitividad del mercado, deben agudizar el ingenio y sumarse a los avances para que su vino evolucione hacia la excelencia en la calidad.

Al igual que las nuevas tecnologías imperan en el resto de sectores, las tierras de viñedo reciben a sus particulares visitantes en la era de las nuevas tecnologías. Son las torres anti-helada. Rodrigo Miñón es enólogo y director técnico en campo de Finca La Capilla, de Ribera del Duero, por lo que su dedicación al cuidado de las vides es completa durante todo el año. «Con el uso de sistemas anti-helada se puede mejorar la calidad de los vinos», señala Rodrigo. Por ello, esta bodega ribereña instaló ya en 2002 estos sistemas para evitar perder la cosecha o que el producto final no fuera de la calidad deseada.

La zona de Ribera del Duero tiene un ciclo de la vid bastante corto, según el director técnico de la Bodega. «La brotación se produce en mayo y en octubre se recoge la uva, por lo que el periodo de heladas es de los más cortos que hay en el viñedo en todo el mundo», apunta.

Para obtener una calidad excelente en los vinos es necesario que todo el proceso de maduración siga su curso normal evitando que las condiciones meteorológicas lo impidan.

Los bodegueros deben sumarse a los avances para que su vino evolucione hacia la excelencia en la calidad

«Una helada afecta tanto a la calidad como a la cantidad, porque la uva pierde peso. Al no haber hojas, el sol da directamente en el racimo», señala el enológo. Además, explica cómo con una maduración más lenta se consigue más color, un tanino más amable y una pepita más dura y, como consecuencia, un vino de más alta calidad.

Aunque la inversión para instalar estas torres es muy alta , el resultado es muy positivo, explica. «Cualquier bajada de temperatura en zonas de vaguada puede producir una escarcha y, aunque en un principio compramos los ventiladores para primavera, las heladas que pudiesen ocurrir en el mes de octubre paralizan el proceso de maduración de la uva», señala Miñón.

«Con el uso de estos sistemas se mejora la calidad de los vinos y la calidad del viñedo especialmente cuando su vegetación está verde y se puede enfrentar a la amenaza de posibles heladas que resultan tan malas porque pueden acabar con la cosecha y crear enfermedades en la madera», puntualiza. Según el enólogo burgalés, «cuando hay una helada el palo se agrieta y se rompe, provocando heridas por las que los hongos pueden entrar en la madera».